martes, 29 de noviembre de 2011

Reseña: 'Becky y Minnie van de compras' de Sophie Kinsella

La increíble autora Sophie Kinsella no se ha permitido bajar el listón en su última novela. No me ha decepcionado ni ha quedado por debajo de mis expectativas. La cogí con gran ilusión y la he terminado con la misma ilusión y ha hecho que quiera descubrir más sobre esta autora ya que me hace reír, divertirme y pasar un buen rato leyendo su novela.
Sophie ha continuado con la divertida serie de libros de la compradora compulsiva Rebecca Bloomwood. En este último Minnie, la mini-loca-por-las-compras, nos hará pasar un buen rato con sus travesuras.
Título: Becky y Minnie van de compras
Título original: Mini Shopaholic
Autor: Sophie Kinsella
Editorial: Salamandra
Precio: 16,50€
ISBN: 9788498384055
Nota Media: 8,5/10

Argumento:
Becky Brandon —la compradora compulsiva más famosa del mundo— creía que la maternidad sería pan comido, y que tener una hija —una compañera con quien ir de compras para toda la vida— era un sueño hecho realidad. Pero la realidad resulta ser caprichosa... A la tierna edad de dos años, Minnie tiene un enfoque muy diferente del placer de ir de tiendas. Para empezar, demuestra una notable habilidad para sembrar el caos en cualquier sitio, especialmente en los grandes almacenes más selectos. Su palabra favorita es «mío» y si se queda sola frente al ordenador puede llegar a comprar dieciséis abrigos de la misma talla aporreando el teclado furtivamente.
Entonces, en el entorno familiar cunde la alarma: Minnie está a punto de convertirse en una Loca-por-las-compras en versión reducida. Y por si eso no fuera suficiente, la crisis financiera mundial hace que la gente se vea obligada a recortar gastos, algo que, Ay! afecta muy especialmente a los clientes de Becky. Además, Becky y su marido siguen viviendo en casa de los padres de ella, circunstancia que Becky está dispuesta a cambiar al precio que sea. No obstante, y ante tantos nubarrones en el horizonte que impiden que sus sueños acaben de cumplirse de una vez, Becky decide animar a todo el mundo organizando una gran fiesta sorpresa de cumpleaños para Luke.
Y es entonces cuando las cosas se complican realmente.

Valoración personal:
Nuestra Becky ya tiene una hija de dos añitos llamada Minnie, una niña adorable, siempre vestida a la última gracias a la pasión de Becky por las compras, aunque algo revoltosa. Minnie nos divierte con sus travesuras y sus rabietas en lugares públicos que hacen poner en evidencia a su familia. Surge la duda de si Minnie ha heredado esa obsesión por las compras de su madre. ¿Estamos ante una mini-loca-por-las-compras?
Becky sigue divirtiéndonos con sus pensamientos algo alocados para nosotras pero tan normales para ella. Con sus teorías para poder justificar sus compras y la cantidad de ropa, complementos y otros artilugios que ya tiene. Su comportamiento, muchas veces algo inmaduro por decirlo de alguna manera, nos hará reír y reconocer, aunque avergüence un poquitín, que más de mil veces hemos pensado como ella. Sus mentirijillas la llevaran a meterse en un lio tras otro y ponerla en situaciones embarazosas realmente bochornosas para ella y divertidas para nosotras.
En cambio Luke, el marido de Becky, al inicio lo vemos como una persona seria, seca y poco entusiasmada. Aunque finalmente nos damos cuenta que es así por varios motivos y que en el fondo quiere tanto a Becky y a Minnie ¡que nos acaba cautivando a nosotras también!
El amor que más destaca, a mi parecer, en esta novela es el de Becky por Minnie; a pesar de lo revoltosa que ha salido Minnie, Becky la adora y demuestra lo buena madre que es con lo que se preocupa por ella y por todo el tiempo que pasa con ella.
También destacar el punto de actualidad que aporta Sophie Kinsella al desarrollar la novela en un contexto de crisis económica y Becky tendrá que apretarse el cinturón, como todos, y hacer un esfuerzo muy grande para ella.
A Becky se le ocurre organizarle una fiesta sorpresa a su marido Luke y tendrá que procurar que él no se entere y que todo salga a la perfección para que se quede patidifuso. Cuando las cosas se complican y parece que ya no haya solución, Becky nos sorprende con su positivismo y sus ganas de que todo salga como ella había planeado (o incluso mejor).
Otro punto interesante a destacar es que durante la lectura, normalmente al final del capítulo, encontramos una serie de cartas dirigidas a Becky de varias empresas, de la guardería, del Estado… Realmente muy divertidas, es una de las cosas que más me han hecho reír, confirmando lo antes dicho respecto a las ideas algo disparatadas de Becky y le da a la novela un aire más ameno y alocado.
El final de la novela no podría ser más dulce y perfecto, como un cuento de hadas…  que te deja con muy buen sabor de boca y nos da a entender que las aventuras de nuestra loca-por-las-compras favorita no han terminado aquí y que posiblemente tengamos más noticias de la vida de Becky.
Finalmente, recomendaros la película basada en la primera novela de Sophie: “Confesiones de una compradora compulsiva”, muy divertida y seguro que no podréis evitar querer saber más sobre la alocada Becky.


Un Cordial saludo de Mary Ann.

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